Un documento de consenso elaborado por un grupo de trabajo formado por diez médicos especialistas en VIH con amplia experiencia de 9 hospitales de Cataluña (España) propone un nuevo modelo de seguimiento de la infección por el VIH adaptado a las circunstancias actuales con el objeto de mejorar la calidad asistencial. El documento ha sido publicado también en el último número de la Revista Multidisciplinar del Sida de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (SEISIDA).
En las últimas décadas, el crecimiento exponencial de las nuevas tecnologías se ha asociado a importantes mejoras en muchos ámbitos, entre ellos el de la telemedicina. Sin embargo, hasta la llegada de la COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019) su implementación en nuestro entorno había sido escasa y la pandemia supuso una implementación abrupta en un contexto de saturación hospitalaria, lo que generó numerosos problemas y ensombreció la reputación de la telemedicina.
Con estos antecedentes, el presente documento de consenso se hacía necesario de cara a protocolizar una atención del VIH que incorpore nuevas tecnologías sin dejar nadie atrás.
La primera intervención que se propone en el artículo de consenso es clasificar cada tipo de persona con el VIH en función de sus características en 5 perfiles diferenciados: 1) persona en primer año de tratamiento; 2) persona con baja complejidad (alcanzó rápidamente la carga viral indetectable; tiene buenos niveles de CD4; presenta ausencia de comorbilidades y prácticas de riesgo y tiene un buen apoyo familiar); 3) persona con problemas de adherencia y/o con fracaso virológico; 4) persona con comorbilidades y/o dependencia y/o fragilidad y 5) persona con prácticas de riesgo adicional como conductas sexuales con mayor riesgo de infección.
A partir de dichos perfiles se establecen una serie de recomendaciones de seguimiento para cada uno de ellos.
Así, en personas en primer año de tratamiento se recomiendan visitas presenciales cada 3-4 meses hasta que alcancen carga viral indetectable y sus niveles de CD4 superen las 200 copias/mm3. Una vez alcancen dicho punto, deberían ser reclasificadas en uno de los otros grupos. En el plano de las intervenciones, se recomiendan cribados de infecciones de transmisión sexual (ITS), infecciones oportunistas y vacunaciones.
En las personas con baja complejidad se propone que las visitas sean cada 6-8 meses y que se alternen visitas presenciales con telemáticas.
Respecto a las personas con mala adherencia y/o fracaso virológico se recomienda, visitas presenciales con una pauta similar a las de las personas en primer año de tratamiento hasta la resolución del problema que generó la situación de fracaso y/o de mala adherencia.
En personas con comorbilidades y/o dependencia y/o fragilidad se recomiendan visitas presenciales cada entre 4 y 6 meses, con seguimientos adicionales telemáticos por parte del personal de enfermería. En este grupo es esencial un manejo en coordinación con atención primaria y/u otras especialidades médicas. En el plano de las intervenciones es esencial trabajar consejos sobre estilo de vida, realizar controles de comorbilidades específicas (renales, óseas, cardiovasculares, respiratorias, fragilidad) y llevar un control exhaustivo de interacciones medicamentosas y polifarmacia.
Entre las personas con prácticas de riesgose recomienda un seguimiento con visitas presenciales cada entre 4 y 6 meses. En el caso de existir prácticas sexuales de riesgo, se recomienda alternar atención presencial con telemática. Este perfil precisa del apoyo de otros profesionales (centros de atención y seguimiento –en caso de consumo de drogas–, psiquiatras y/o trabajadores sociales). Las intervenciones en este grupo dependerán del perfil concreto de cada persona, pero en general, además de los controles generales relativos al VIH, se recomienda control de ITS cada 3-6 meses.