La vacuna se ha diseñado tomando como modelo la respuesta inmunitaria de los controladores de élite, un pequeño subgrupo de las personas con el VIH que logra controlar el virus sin medicamentos
Un estudio presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2021), que se está celebrando de modo virtual esta semana a causa de la pandemia por la COVID-19, ha mostrado cómo una candidata a vacuna terapéutica logró que algunas de las personas con el VIH que la recibieron pudieran controlar la infección hasta 22 semanas sin tratamiento antirretroviral. El estudio fue realizado por el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Badalona (Cataluña, España).
Las vacunas terapéuticas contra el VIH están diseñadas para producir respuestas específicas frente al VIH que permitan controlar la replicación del virus en ausencia de tratamiento antirretroviral. Su desarrollo es una parte de la estrategia conocida como “cura funcional”, encaminada a la supresión virológica del VIH a largo plazo sin antirretrovirales.
Dado que hay una minoría de personas con el VIH –conocidas como “controladoras de élite”– que mantienen la carga viral indetectable sin necesidad de tomar tratamiento antirretroviral durante largos periodos de tiempo, muchos investigadores tratan de hallar una vacuna terapéutica que logre que los sistemas inmunitarios de todas las personas con el VIH imiten la forma con la que los sistemas inmunitarios de los controladores de élite se enfrentan al virus.
Al analizar qué convierte a un pequeño porcentaje de las personas con el VIH en controladoras de élite, diversos estudios han logrado identificar respuestas inmunitarias de los linfocitos T CD4+ y también de los CD8+ dirigidas a regiones específicas del VIH que serán las responsables de su excelente control de la replicación del virus. Dichas regiones son esenciales para la capacidad replicativa del VIH y tienden a variar poco entre las diversas cepas del VIH, ambos hechos las convierten en un objetivo altamente interesante para el desarrollo de vacunas.
Con el objetivo de desencadenar respuestas de células T frente a dichas regiones, los autores del presente estudio diseñaron la candidata a vacuna terapéutica HTI (acrónimo en inglés de inmunógeno de células T de HIVACAT). Los epítopos (regiones de proteínas del virus a las que se unirán los anticuerpos) seleccionados para el diseño de la vacuna fueron seleccionados tras investigar las respuestas inmunitarias de unas 1.000 personas con el VIH.
En la conferencia se presentaron los resultados del estudio de fase I/IIa AELIX-002. Los participantes habían iniciado tratamiento antirretroviral menos de seis meses después de haber adquirido la infección por el VIH, tenían carga viral indetectable desde hacía, al menos, un año y sus recuentos de CD4 habían sido superiores a 400 células/mm3 durante los últimos 6 meses.
En la primera parte del estudio, un total de 45 participantes fueron distribuidos aleatoriamente (en proporción 1:3) a recibir placebo o 3 dosis del inmunógeno por medio de un vector de ADN en las semanas 0, 4 y 8. Posteriormente, a las semanas 12 y 20 se administraron al grupo que no recibió placebo dos dosis de HTI en un vector de tipo viral (concretamente virus de Ankara modificado [MVA, en sus siglas en inglés], una cepa muy atenuada del virus Vaccinia que ya se ha utilizado en otras vacunas).
A las 34 semanas de la última vacunación de la parte 1 del estudio, se inició la parte 2, en la que se ofreció a los participantes del grupo inmunizado recibir el inmunógeno HTI utilizando como vector un adenovirus de chimpancé (similar al utilizado en la vacuna frente a la COVID-19 [acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019] de la compañía Astra-Zeneca y la Universidad de Oxford [Reino Unido]) en dos dosis separadas por 12 semanas y una última dosis de la vacuna con vector MVA a la semana 24 de la parte 2.
A la semana 32 de la parte 2 se ofreció a todos los participantes una interrupción analítica del tratamiento antirretroviral durante 24 semanas para establecer el impacto de la estrategia de vacunación sobre el control de la infección. Los niveles de CD4 y la carga viral fueron monitorizados semanalmente durante la interrupción. Si la carga viral sobrepasaba las 100.000 copias/mL en cualquier momento o se mantenía por encima de 10.000 copias/mL durante más de 8 semanas el tratamiento antirretroviral volvía a iniciarse. El tratamiento también se volvió a iniciar si un participante presentaba dos analíticas consecutivas con niveles de CD4 por debajo de las 350 células/mm3 o si en cualquier momento durante el periodo de interrupción presentaba síntomas similares a los de la infección aguda por el VIH.
De los 45 participantes, 30 recibieron vacunas y 15 placebo. Todos excepto uno eran hombres, que habían iniciado el tratamiento antirretroviral aproximadamente a los dos meses de adquirir la infección y que llevaban algo más de dos años (en el grupo que recibió vacunas) o 18 meses (en el grupo control) con carga viral indetectable.
La vacunación produjo efectos secundarios sistémicos de intensidad leve o moderada en más de la mitad de los participantes tanto en quienes recibieron vacuna como en los del grupo con placebo. El dolor muscular fue el único síntoma más frecuente en el grupo con vacunas que en el grupo con placebo.
Tras la vacunación, los participantes mostraron fuertes respuestas inmunitarias frente a los péptidos incluidos en la vacuna, hasta el punto de ser los tipos de respuesta dominantes tras la interrupción del tratamiento antirretroviral.
Un total de 41 participantes interrumpieron el tratamiento antirretroviral. En todos ellos acabó rebrotando la carga viral –en la gran mayoría entre la segunda y la tercera semana tras la interrupción–, pero en la mayoría de pacientes no ascendió hasta los niveles previos al inicio del tratamiento antirretroviral.
Al analizar las respuestas en participantes sin alelos de HLA (antígeno leucocitario humano, en sus siglas en inglés) de clase 1 favorables al control del VIH (32 del total de los participantes), se observó que 8 participantes de los vacunados y solo 1 de los no vacunados pudieron mantener la interrupción del tratamiento hasta la semana 22 de interrupción. Cinco de los vacunados y uno del grupo placebo mantuvieron su carga viral por debajo de 2.000 copias/mL durante el periodo de interrupción.
Las implicaciones de un control viral prolongado a niveles bajos pero detectables no están claras, ya que el objetivo de este tipo de estrategias de vacunación sería mantener una carga viral indetectable sin tratamiento (de forma que se minimicen las consecuencias negativas para la salud de una replicación de bajo nivel del virus y se mantengan las condiciones de intransmisibilidad del virus por vía sexual). En todo caso, el presente estudio podría servir de prueba de concepto para posteriormente realizar versiones mejoradas de la vacuna.
En este sentido, en la actualidad se encuentra en fase de inclusión de participantes en España un estudio que combinará el régimen de vacunación usado en el presente estudio con vesatolimod, un agonista del receptor tipo Toll (TLR, en sus siglas en inglés) diseñado para mejorar las respuestas inmunitarias.
Fuente: (gTt-VIH) Grupo De Trabajo Sobre Tratamientos del Vih http://gtt-vih.org