Tener fragilidad, un bajo índice de masa corporal o una neoplasia activa fueron factores independientemente asociados a una recuperación más lenta
Un estudio británico presentado en la XXVIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2021), que se está celebrando esta semana de forma virtual a causa de la pandemia por la COVID-19, ha concluido que la infección por el VIH no aumentaría el riesgo de fallecer por COVID-19 en pacientes ingresados por dicha patología. El estudio tampoco halló que el VIH influyera negativamente sobre otros parámetros de tipo hospitalario evaluados tales como el tiempo hasta la mejora sintomática o el alta.
El estudio contradice algunos de los hallazgos de estudios previos, algo que los investigadores atribuyen a su diseño de tipo caso-control, que ha permitido comparar grupos de pacientes muy similares entre ellos, minimizando posibles factores de confusión.
Los primeros estudios hechos públicos a inicios de la pandemia eran básicamente series de casos o pequeñas cohortes y no mostraron evidencias claras sobre las tasas de infección por el SARS-CoV-2 o la evolución de la COVID-19 en el contexto de la infección por el VIH. Se trataba básicamente de estudios con poca capacidad de detección y con importantes limitaciones.
A medida que se fue disponiendo de estudios de mayor calidad, se observó que la mayor parte de los publicados apuntaron a un mayor riesgo de peores resultados clínicos de la COVID-19 en personas con el VIH. En ese sentido, dos estudios británicos con amplias cohortes de participantes (véase La Noticia del Día 07/09/2020) observaron una mayor mortalidad por COVID-19 en personas con el VIH, pero no pudieron realizar un ajuste fino de los factores de riesgo por no disponer de datos especialmente relevantes (como por ejemplo los recuentos de CD4). En todo caso, sí que detectaron el impacto negativo de determinadas comorbilidades tales como la diabetes y la obesidad.
Estudios posteriores siguieron observando la relación entre VIH y mayor gravedad de la COVID-19, especialmente en el contexto de comorbilidades e inmunosupresión (véase La Noticia del Día 07/01/2021).
El presente estudio seleccionó pacientes con COVID-19 de 6 grandes hospitales ingleses. Así, incluyó a todos los ingresados por COVID-19 mayores de 18 años entre febrero y mayo de 2020. Los investigadores emparejaron a cada paciente con el VIH con 3 pacientes sin el VIH teniendo en cuenta su hospital, sexo, fecha del diagnóstico de COVID-19, edad y su puntuación en un índice de valoración de estatus socioeconómico.
El objetivo principal del estudio fue comparar el tiempo transcurrido entre el diagnóstico de COVID-19 y el alta o una mejora de, al menos, 2 puntos en una escala de valoración de los síntomas. Los investigadores utilizaron modelos multivariable de regresión de COX de riesgos proporcionales para identificar factores de predicción de mejora de los pacientes y reducir factores de confusión, mejorando la sensibilidad del modelo.
El análisis se centró en 68 personas con el VIH que se compararon con 181 controles sin el VIH. La mediana de la edad (57 y 56 años en personas con o sin el VIH, respectivamente), el porcentaje de mujeres (38% y 37% en personas con o sin el VIH, respectivamente), la gravedad de los síntomas en el momento de la inclusión y el índice socioeconómico eran similares entre ambos grupos.
El grupo con el VIH tenía una mediana de la puntuación de fragilidad (puntuación de 3 y 2, respectivamente; p= 0,0069) y un porcentaje de población de etnia no blanca (75% y 49%; respectivamente; p= 0,0002) significativamente superiores a los observados en el grupo sin el VIH.
Las comorbilidades más prevalentes en personas con el VIH fueron insuficiencia renal avanzada y enfermedad hepática. Las más prevalentes en el grupo sin el VIH fueron patologías reumatológicas y asma.
En un primer análisis sin ajustar los resultados, los investigadores hallaron que las personas con el VIH tenían una probabilidad inferior en un 43% a la de las no infectadas de precisar de un periodo más corto hasta la recuperación o una mejora significativa de los síntomas (cociente de riesgos instantáneos [HR, en sus siglas en inglés]: 0,57; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 0,39-0,85; p= 0,005). Sin embargo, el riesgo de mortalidad a 28 días no difirió significativamente entre las personas con o sin el VIH (HR: 1,18; IC95%: 0,54-2,60; p= 0,68)
Al realizar un análisis multivariable, la infección por el VIH presentó un impacto muy inferior al observado en el análisis sin ajustar los resultados –y no significativo– sobre la probabilidad de presentar un tiempo más corto hasta la recuperación o mejora clínica (cociente de riesgos instantáneos ajustado [aHR]: 0,70; IC95%: 0,43-1,17; p= 0,18).
Por otro lado, este análisis identificó tres factores independientemente asociados a una menor probabilidad de presentar un tiempo de recuperación corto: tener una mayor puntuación en la escala de fragilidad (aHR por cada unidad de fragilidad: 0,79; IC95%: 0,65-0,95; p= 0,011), tener un índice de masa corporal (IMC) inferior a 25 Kg/m2 (aHR: 0,46; IC95%: 0,21-0,99; p= 0,047) y tener una neoplasia activa (aHR: 0,37; IC95%: 0,17-0,82; p= 0,014).
Los investigadores concluyeron que la tasa de mortalidad por COVID-19 no difirió significativamente entre las personas con o sin el VIH. También destacaron que al ajustar los resultados en función de comorbilidades y factores sociodemográficos, la infección por el VIH no condicionó tampoco el tiempo hasta la recuperación. Por último, los investigadores apuntan a los factores que hallaron como independientemente asociados a un mayor tiempo de recuperación (fragilidad, bajo índice de masa corporal y tener una neoplasia activa), que deberían, a su juicio, ser tenidos en cuenta por los médicos de cara a identificar subpoblaciones de personas con el VIH que sí podrían ser más vulnerables a una peor recuperación de la COVID-19.
Fuente: (gTt-VIH) Grupo De Trabajo Sobre Tratamientos del Vih http://gtt-vih.org