Los hallazgos de un estudio estadounidense subrayan la necesidad de afrontar el reto de la cronicidad implementando un modelo de atención al VIH orientado a la prevención y el manejo de las comorbilidades asociadas a la edad
Se calcula que, en EE UU, el número de personas con el VIH mayores de 65 años se incrementará con rapidez durante la próxima década, lo que dará lugar a un gran número de pacientes con múltiples comorbilidades además de la infección por el VIH. Este hallazgo procede de una simulación con un modelo matemático que ha sido presentado durante la XXVIII Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2021), que se está celebrando esta semana de forma virtual a causa de la pandemia por la COVID-19.
A medida que la esperanza de vida de las personas con el VIH aumenta, la proporción de pacientes que alcanza la tercera edad es cada vez mayor. Como en la población general, el proceso de envejecimiento comporta la aparición de un amplio espectro de enfermedades. Sin embargo, las personas con el VIH presentan un mayor número de estas enfermedades, o comorbilidades, no asociadas al VIH.
Se desconoce si los actuales sistemas de salud serán capaces de hacer frente al reto de tratar a las personas con el VIH con multimorbilidad –es decir, al menos con dos comorbilidades además del VIH–, a medida que esta población siga creciendo en tamaño con el paso del tiempo. Esta situación plantea la necesidad de nuevos modelos de atención del VIH que desarrollen un apoyo adicional para la prevención y el manejo de las comorbilidades entre las personas que envejecen con el VIH.
Para arrojar algo de luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores estadounidense realizó un modelo de simulación matemática que incluyó variables relevantes tales como los datos procedentes del sistema de vigilancia del VIH de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, en sus siglas en inglés) y un análisis detallado de las personas que inician el tratamiento antirretroviral frente al VIH, el recuento de células CD4, la edad, el abandono del seguimiento clínico, los factores de riesgo (tabaquismo, índice de masa corporal) así como de la incidencia de las comorbilidades en la Cohorte Norteamericana de Colaboración sobre Investigación y Diseño en Sida (NA-ACCORD, en sus siglas en inglés).
Los investigadores utilizaron datos sobre las asociaciones entre tabaquismo, índice de masa corporal, hepatitis C, depresión, ansiedad, hipertensión, diabetes, elevación de los lípidos, enfermedad renal crónica, cáncer, infarto de miocardio y enfermedad hepática terminal, con el fin de predecir la carga de otras comorbilidades hasta 2030. Se analizaron específicamente 15 subgrupos, definidos por su sexo, etnia y vía de adquisición del VIH.
Los datos procedentes de los CDC pusieron de manifiesto que el número de personas mayores de 65 años con el VIH se habían duplicado en los últimos años, pasando de 53.000 en 2013 a 105.000 en 2018. El modelo matemático prevé que, para el año 2030, más del 25% de las personas que toman tratamiento antirretroviral tendrán 65 años o más; la mitad tendrán más de 53 años y el número total de personas que tomarán tratamiento frente al VIH pasará de 678.000 en 2020 a 929.000 en 2030.
Se espera, por otra parte, que la prevalencia de trastorno de ansiedad aumente del 36% al 48%, mientras que la prevalencia de trastorno por depresión se incrementará del 47% al 49%.
Para 2030, se registrarán aumentos sustanciales en la prevalencia de enfermedad renal crónica (del 16% al 26%), diabetes (del 15% al 24%) e infarto de miocardio (del 3% al 9%). Lo más alentador es que la enfermedad hepática terminal y los lípidos elevados apenas cambiarán, mientras que se prevé que la hipertensión disminuya (del 35% al 31%).
El cáncer disminuirá en la mayoría de los grupos demográficos, pero aumentará en las personas usuarias de drogas inyectables; esto se podría deber a los cambios en el perfil de edad de este grupo, con más consumidores de drogas que alcanzan edades en que los cánceres son más frecuentes, y también a factores de riesgo tales como la hepatitis C y el tabaquismo.
Para 2030, se espera que el 36% de las personas que toman el tratamiento antirretroviral tengan dos o más comorbilidades además del VIH.
Mientras que la prevalencia de multimorbilidad seguirá siendo relativamente baja en las personas de treinta años (12%) y cuarenta años (25%) de edad, la prevalencia aumentara más en los grupos de mayor edad, que son también los grupos cuyo tamaño total se espera que se incremente más. Entre las personas mayores de 70 años, se estima que la prevalencia de multimorbilidad aumente del 58% en 2020 al 69% en 2030, lo que equivale a 71.000 personas más con dos o más comorbilidades.
Por grupos demográficos, los mayores incrementos en cifras absolutas de personas con multimorbilidad se registrarán en hombres negros gais, bisexuales y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (GBHSH). En términos relativos, los mayores aumentos de multimorbilidad se producirán en mujeres latinas y en personas usuarias de drogas inyectables latinas.
Para concluir, los investigadores señalan que las proyecciones de su estudio no revelan que se vaya a producir ninguna mejora en la prevención del VIH en la próxima década y tampoco reflejan las posibles repercusiones de la pandemia de la COVID-19, como las interrupciones en la atención médica, la disminución de las pruebas de detección de comorbilidades y el aumento de la mortalidad en los grupos de mayor edad.
Fuente: (gTt-VIH) Grupo De Trabajo Sobre Tratamientos del Vih http://gtt-vih.org