En personas con un buen control del VIH la patología tendría características diferentes a las observadas en la población general y vendría condicionada por la activación inmunitaria o los niveles de inflamación
Un estudio presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2021) –que está siendo celebrada de forma virtual por causa de la pandemia por COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019)–, ha concluido que, en personas con infección por el VIH bien controlada, la enfermedad de las arterias coronarias (EAC) se manifestaría con unas características propias –distintas a las observadas en la población general– y con unos factores de riesgo más vinculados a la cronificación de la infección por el VIH (tales como la activación inmunitaria o la inflamación arterial) que a los factores de riesgo de EAC descritos para la población general.
En los últimos años diversos estudios han evaluado el riesgo cardiovascular en personas con el VIH. Dos estudios recientes apuntaron que las características de los problemas cardiovasculares presentarían características diferentes a las observadas en la población general y las escalas utilizadas rutinariamente para la valoración del riesgo serían poco útiles (véase La Noticia del Día 03/03/2021).
Para arrojar luz a este asunto se puso en marcha el estudio REPRIEVE (siglas inglesas de Ensayo Aleatorio para la Prevención de Eventos Vasculares en el VIH), de distribución aleatoria, a gran escala y que lleva varios años realizándose debería aclarar la relación entre el VIH y las enfermedades cardiovasculares. Desde 2015 hasta 2019 ha incluido una cohorte amplia y diversa de 7.700 participantes procedentes de más de 10 unidades de VIH de los 5 continentes que proporcionarán datos esenciales de estudios clínicos sobre la conexión entre el VIH y las enfermedades cardiovasculares.
En la presente edición de la CROI se ha presentado un subestudio de REPRIEVE dirigido a determinar factores de riesgo de padecer EAC que sean específicos de personas con el VIH. Para ello utilizó la tomografía computarizada (TC) coronaria y realizó mediciones sanguíneas de biomarcadores de la inflamación arterial y la activación inmunitaria.
El estudio contó con la participación de personas con el VIH con edades comprendidas entre los 40 y los 75 años; sin enfermedad cardiovascular diagnosticada; en tratamiento antirretroviral estable y con un riesgo de bajo a moderado de padecer enfermedad cardiovascular aterosclerótica según criterios de las sociedades científicas ACC/AHA (acrónimos en inglés de Colegio Estadounidense de Cardiología y Asociación Estadounidense del Corazón, respectivamente).
Un total de 755 participantes de 31 centros estadounidenses se incluyeron en el estudio. La mediana de la edad era de 51 años, el 16% eran mujeres y el 46% eran de etnia no blanca (de las que el 24% eran latinoamericanos). La mediana de los niveles de CD4 era de 646 células/mm3 y todos los participantes tenían una supresión virológica adecuada.
El 49% de los participantes presentaban placas en las arterias coronarias, el 35% calcificaciones en las arterias coronarias (CAC) –aunque solo un 2% tenían calcificaciones consideradas graves- y el 23% presentaban placas vulnerables (con alto riesgo de desencadenar eventos cardiovasculares graves). El 15% de los participantes tenían una puntuación Leaman elevada (una escala utilizada en la valoración del riesgo a partir de lo observado en una tomografía computarizada coronaria. Solo el 3% presentaban estenosis luminales –estrechamientos del diámetro interno de las arterias– superiores al 50%).
La extensión de la enfermedad de las arterias coronarias presentó una correlación significativa con la puntuación en la escala ACC/AHA (la escala útil en la población general), pero dicha puntuación no predijo adecuadamente la presencia de placas en las arterias coronarias ni la de placas vulnerables.
Los niveles de los biomarcadores de activación inmunitaria MCP-1 e IL6 (interleuquina 6), así como los del marcador de inflamación oxLDL presentaron una asociación significativa con la presencia de placas. Los niveles de hsCRP (siglas en inglés de proteína C reactiva de alta sensibilidad) eran elevados en aquellas personas con placa vulnerable y altas puntuaciones en la escala Leaman.
Los resultados del presente estudio muestran que, en personas con buen control de la infección por el VIH y bajo riesgo de desarrollo de placas arteriales según la evaluación de riesgo usada en la población general, se observaría una alta prevalencia de enfermedad arterial coronaria con características propias que se diferenciarían de lo observado en la población general (con placas poco calcificadas, poco obstructivas y vulnerables). Los factores de riesgo frecuentemente utilizados en la población general no serían tan útiles en personas con el VIH, entre las que tendría mayor valor predictivo la evaluación de los niveles de ciertos biomarcadores de inflamación y activación inmunitaria.
Fuente: (gTt-VIH) Grupo De Trabajo Sobre Tratamientos del Vih http://gtt-vih.org