El cumplimiento de las visitas para recibir las inyecciones, con un periodo ventana de dosificación permitido de siete días antes o después de la fecha programada, resulta especialmente importante en la administración bimestral
La combinación antirretroviral de cabotegravir y rilpivirina (Vocabria® y Rekambys®) inyectables de administración bimestral permitiría mantener la supresión del VIH durante dos años. Este es el principal hallazgo de un análisis del estudio ATLAS-2M, cuyos resultados se han presentado en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI 2021), que se celebró la semana pasada de modo virtual a causa de la pandemia por la COVID-19.
Cabotegravir y rilpivirina constituye la primera pauta completa de tratamiento antirretroviral inyectable mensual o bimestral frente al VIH. Está indicada como terapia de mantenimiento para personas adultas que han alcanzado la supresión viral -definida como una carga viral inferior a 50 células/mL- tomando un tratamiento antirretroviral oral diario, que no tienen antecedentes de fracaso del tratamiento ni resistencia conocida o sospechada a cabotegravir o rilpivirina.
El estudio ATLAS, de fase III, que incluyó a más de 600 personas que habían alcanzado una carga viral indetectable con un tratamiento estándar previo eficaz por vía oral, demostró que el 93% de las personas asignadas aleatoriamente a cambiar su régimen por la combinación inyectable cabotegravir/riplivirina mantuvieron la supresión viral a las 48 semanas, al igual que el 96% de las que siguieron con su régimen oral diario (véase La Noticia del Día 13/03/2019).
Los resultados de un estudio de seguimiento del estudio ATLAS, llamado ATLAS-2M, evidenciaron que la administración inyectable mensual y bimestral eran igual de eficaces y que el 94% de ambos grupos mantenían la supresión viral (véase La Noticia del Día 11/03/2020).
En esta edición de la CROI 2021, se presentaron los resultados a más largo plazo del estudio ATLAS-2M, ampliando el seguimiento de los participantes hasta las 96 semanas.
El estudio ATLAS-2M incluyó a un total de 1.045 participantes con el VIH, 391 de cuales provenían del estudio ATLAS y habían recibido la versión de la formulación inyectable de administración mensual de forma previa. Los 654 participantes restantes -que no provenían del estudio ATLAS- entraron en el estudio con una carga viral indetectable lograda con un tratamiento antirretroviral oral diario. Alrededor del 70% eran hombres y la edad media era de 42 años. Tres cuartas partes eran de raza blanca y el 18%, de raza negra. La mediana del recuento de CD4 superaba las 600 células/mm3.
Se distribuyó a los participantes de forma aleatoria para recibir la formulación inyectable de cabotegravir y rilpivirina una vez cada 4 semanas o cada 8 semanas, tras un periodo de preparación de dos semanas en el que se administraron comprimidos por vía oral de cabotegravir y rilpivirina. A continuación, se administró las inyecciones de cabotegravir y de rilpivirina por vía intramuscular una en cada glúteo de cada participante.
A las 96 semanas de seguimiento, el 90% de las personas del grupo de administración mensual y el 91% del grupo de administración bimestral mantuvieron la supresión viral: el 1% y el 2%, respectivamente, tenían una carga viral igual o superior a 50 copias/mL (faltaban datos para el resto).
Sólo el 1% de los participantes en el estudio –2 en el grupo de administración mensual y 9 en el de administración bimestral– experimentaron un fracaso virológico confirmado, definido como dos determinaciones consecutivas de carga viral por encima de 200 células/mL; solo una persona de este último grupo cumplió los criterios durante el segundo año de seguimiento. La mayoría de los participantes con fracaso virológico presentaba mutaciones de resistencia a rilpivirina y a los inhibidores de la integrasa. No obstante, todos los participantes –menos uno– recuperaron la supresión viral cuando cambiaron a otro régimen, y todos tenían virus que seguían siendo susceptibles a dolutegravir, otro inhibidor de la integrasa.
El cumplimiento de la pauta de dosificación es especialmente importante para las personas que siguen el régimen bimestral. Según comunicaron los investigadores, existe un periodo ventana de dosificación permitido de +/- 7 días. Retrasar las inyecciones de cabotegravir o rilpivirina hasta una semana tendría un impacto mínimo, pero los retrasos más prolongados podrían ser un problema. Los investigadores recomiendan encarecidamente el cumplimiento del programa de dosificación y que las personas que prevean que van a faltar a una visita para recibir la inyección pueden tomar los comprimidos orales como estrategia “puente” hasta retomar de nuevo la administración inyectable.
La combinación inyectable cabotegravir/rilpivirina se mostró segura y en general bien tolerada. El efecto secundario más frecuente fue el dolor en el punto de la inyección, que en la mayoría de los casos fue leve y duró una media de tres días. Alrededor del 12% de participantes en ambos grupos –de inyección mensual y de inyección bimestral– experimentaron efectos secundarios graves, que se redujeron al 2% cuando se excluyeron las reacciones en el punto de inyección. Los acontecimientos adversos que provocaron la interrupción del estudio fueron poco frecuentes (3% en el grupo de inyección bimestral y 4% en el grupo de inyección mensual).
Como conclusión, los investigadores señalan que los hallazgos a 96 semanas del estudio ATLAS-2M refuerzan el potencial terapéutico del régimen de acción prolongada con cabotegravir y rilpivirina, proporcionando una alternativa a la terapia oral para algunos pacientes con el VIH.
Fuente: (gTt-VIH) Grupo De Trabajo Sobre Tratamientos del Vih http://gtt-vih.org